Aprovechando que los días nos van dejando más horas de luz, nos dirijimos Mara y yo a hacer una nueva sesión de fotos al aire libre en el Parque Rey Juan Carlos, habiendo estado ya unos días antes para ver nuevas localizaciones, fotografiando las que nos parecían más interesantes.
Con el entorno que más nos gustaba para la sesión seleccionado, contactamos con la modelo para ultimar detalles de ropa, peinado, maquillaje, etc.
Por suerte, el día de la sesión tuvimos la ayuda de dos personas más, Alfonso y Adrián, quienes nos facilitaron la luz en la escena, dirigiéndonos los reflejos o evitando que se cayeran los falshes al suelo por el viento que había.
Las condiciones lumínicas se podrían dividir en tres tipos. Una luz muy dura, la cual estuvo presente durante la mayor parte de la sesión; una luz dorada, que apareció durante aproximadamente una hora; y, por último, una luz muy débil pero con un fondo de atardecer muy bonito que apenas duró.
En el primer caso tuvimos que reducir la iluminación sobre Lucía para evitar un contraste excesivo así como rellenar con reflector para conseguir destacar unas zonas más que otras. Probamos con el reflector dorado pero el resultado era demasiado anaranjado y no nos gustó.
Para el momento de luz más suave y anaranjada nos encontramos con el problema de las sombras de los elementos que nos rodeaban, por lo que esta luz no pudimos aprovecharla demasiado.
Por último, cuando sólo quedaban algunos restos de luz en el entorno,
jugamos con dos flashes y sus paraguas para iluminar la escena
obteniendo un resultado de estudio pero en un entorno urbano.
Muchas gracias a Lucía por su proximidad y capacidad para actuar según la íbamos diciendo. A Alfonso y Adrián, porque sin su presencia la luz habría sido distinta. Y a Mara, por coordinarnos antes y durante la sesión.
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