sábado, 6 de septiembre de 2014

Boda campestre en El Barco de Ávila.




Cuando pienso en fotografía de boda, sin quererlo mi cabeza se va a la que sería mi celebración ideal. Amigos y familia, familia y amigos reunidos para celebrar el enlace de dos personas simbolizando un paso más de su amor.

Cuando Diana volvió a contactar conmigo para que la retratara en este día tan especial me alegró por dos motivos:  por depositar una vez más su confianza en mí, especialmente en un día tan importante, y porque su idea de celebración me pareció muy bonita, alejada de muchos formalismos y hecha a la medida de ellos dos. 




Desde el principio había elementos distintos a los frecuentes que, poco a poco, se irían desvelando y que convertían esta ceremonia en un agradable y divertido caos.







Fue un día algo caluroso bajo un sol por momentos detrás de las nubes pero el entorno en el que se celebró bien mereció estar allí. Una puesta en escena por parte de los novios seguido de las improvisaciones del grupo de teatro hizo muy divertida esta primera parte del día.





El resto del día se desarrolló como un buen día de campo con juegos para los más pequeños (y no tan pequeños), comida y baile.






Gracias por dejarme acompañaros.
Seguid disfrutando de vuestra unidad junto a todas las personas que os quieren.

Agradecer también la colaboración de las cómplices en la elaboración de los pequeños detalles.