Tras bastante tiempo con intención de probar el Esquí de Travesía, finalmente este año he tenido oportunidad de subir a la Sierra de Madrid junto a los amigos de
Amazonia Aventura.
Un deporte que es exigente en el plano aeróbico pero que, dependiendo la intensidad y duración con la que lo quieras desarrollar, es accesible para todo el mundo, desde el punto de vista de las condiciones físicas requeridas.
La jornada parecía bastante prometedora con unas condiciones metereológicas agradables, a pesar del viento, con incluso algunos claros en el cielo. Tras dejar el vehículo estacionado en el parking dos de Navacerrada, nos preparamos el equipo personal, colocamos las pieles de foca a los esquíes, guardamos las cuchillas por si eran necesarias en algún tramo de la ruta y comenzamos a movernos. En mi caso, al ser completamente novel en esta actividad física, aproveché bastante la experiencia del resto de compañeros.
Los consejos no se hicieron esperar. En el momento en que enfilamos el ascenso por el antiguo remonte como si de un cortafuegos se tratara, colocamos el enganche posterior de la bota para un menor recorrido del tobillo y cansarnos menos.
Durante esta primera rampa me encontré cómodo a pesar de intentar andar no deslizando apenas las tablas, disfrutando del paisaje y de la nieve así como aproveché para hacer algunas fotos de los majestuosos arcos del remonte con el hielo transformado por el viento.
Tras un primer alto, continuamos la marcha de ascenso hasta el repetidor de radio y televisión, punto en el que procedemos a retirarnos las pieles y poder descender con normalidad hacia el nacimiento del río Manzanares. En ese momento comienza la diversión que, en esta ocasión se convirtió en bastante tensión en mi caso al no conseguir hacerme con el equipo que me habían prestado para la ocasión. Varias caídas me obligan a guardar el equipo fotográfico y no tener más opción que hacer todo el descenso con una cuña defensiva al extremo (vaya tensión en las piernas llegando a temblarme cuando estaba parado).
Finalizamos el descenso, por suerte acompañado en todo momento, para, tras un descanso, volver a colocar las pieles de foca, iniciar de nuevo el ascenso hacia el repetidor por el Ventisquero de la Condesa. En esta segunda ascensión se aprovechó para realizar algunas técnicas de ascenso testando un poco el nivel de los participantes para futuras salidas a otros destinos. Tras superar una pequeña loma, nos dividimos en dos grupos, los que desean hacer un nuevo descenso y los que continuamos ascendiendo (no me encontraba con muchas ganas de hacer cuña de nuevo).
Iñigo y yo continuamos hacia el repetidor a la vez que el tiempo se vuelve bastante amenazante con una nube que nos trajo bastante viento y frío.
Una vez llegamos al repetidor, nos dirigimos hacia la pista de Guarramillas, en donde somos alcanzados por el resto del grupo, y realizamos un nuevo descenso en grupo. En este caso el estado de la nuieve más homogéneo me permite hacer un descenso cómodo, pudiendo desplazarme hasta otro punto para sacar algunas tomas de la bajada del resto de compañeros. Sin embargo, el sudor acumulado junto al frío y viento me hicieron tener bastante frío por lo que la sensibilidad en las manos era tan precaria que no tenía sensibilidad para fotografiar el momento deseado.
En conclusión, en esta salida he podido aprender diferentes cuestiones tanto en el plano fotográfico como deportivo. En el fotográfico, con el cuerpo de cámara y el objetivo 24-120 f4 tengo un conjunto casi perfecto para no cargar con excesivo peso a la para que puedo cubrir amplias distancias focales y con una lente con resultados muy buenos. Por otra parte, tengo que hacerme con una bolsa de tamaño relativamente reducido para portar la cámara en mi parte delantera y que sea fácil y rápida de acceder a la misma para poder portar el resto de material para la jornada en mochila posterior. En la cuestión deportiva, como aspectos fundamentales, las prendas de vestir han de ser otras para no sudar tanto y el equipo de travesía algo más ajustado a mis características para conseguir controlarlo con más facilidad. Todo esto junto a hacer más salidas para conocer, poco a poco, las técnicas necesarias para una mejor práctica deportiva.
Agradecer a todos los compañeros por sus consejos durante la jornada.