miércoles, 18 de noviembre de 2015

Historias de cama . . .


Y es entonces cuando vuelves allí, encontrándote en tu cuadrilátero particular sobre el cual surgen gran cantidad de sensaciones. Estás deseando acariciar y sentir cada tramo de piel a la vez que la musculatura se endurece al paso de los dedos.

La intensidad te recorre todo el cuerpo y pide a gritos acción para liberarte de la tensión que se ha ido acumulando poco a poco, hasta que un simple gesto provoque el más dulce estallido.

Como si de un sueño se tratara, los ritmos acompasados se suceden con cambios frenéticos. Se va acercando una grata liberación de energía.

Sin embargo, todo el estremecimiento sentido puede llegar a convertirse en tu cárcel que te atrapa convirtiéndose en algo adictivo. Ya sea en soledad o con compañía tu cuerpo pedirá disfrutar de nuevo pero tu corazón sabrá que hay algo distinto.